Despertar mientras duermes,
posar mis pies descalzos en la arena
que me cuenta tu historia.
Asomarme a la playa
para meter mis dedos en el agua
y sentirte tan cerca.
Notar que son tus brazos
fuertes y dulces como el oleaje
que ahora lame los cauces renacidos.
Y sentir desbocado
el mar al que me arrojo
y que se agita tierno y apremiante,
que dormitó diez años y que ahora
con la urgencia del hambre que despierta
reclama decidido lo que es suyo.
Porque el estar contigo
será como vivir en tu universo,
como ser una gota en tu marea.
Porque si ha resurgido
de nuevo tu oceánico misterio
es porque nunca se murió del todo.
Sólo estaba dormido
igual que lo estarás tú si mi suerte
me permite asomarme a tu descanso.
E igual que ha despertado
tal vez por culpa mía, como un suspiro
pone en guardia al león más poderoso,
mis dedos en tu piel serán la brisa
que te traiga el primer olor salado
y te haga amanecer cada mañana.