Un hueco en tu cajón lleva mi nombre, igual que alguna línea en tu pizarra o el equívoco marco con mi imagen que ya planeas colgar en la cocina. Existen ya rincones que me atrapan con solo recorrerlos, que han quedado prendidos de jirones de mi cuerpo, de mi buscarte siempre, de mi vida. Aquí, en este paisaje de tu ausencia al que me has invitado esta mañana ya no puedo evitar sentirme en casa, igual que a cada palmo en que me muevo llega el eco reciente de tu sombra, de la suma que haremos de la suma que haremos cuando vuelvas. |