Las cosas que recuerdo tienen nombre
y están hechas de carne y de mirada,
del modo en que me salvas de la nada
con esa inmensidad que me hace hombre.
Las cosas que recuerdo son de agua,
de hundirnos en el cuerpo que formamos,
de ver como con dientes y con manos
nos vamos moldeando en nuestra fragua.
Ni tengo más que a ti, ni nada quiero
que no seas tú, ni el sitio que prefiero
es otro que tu abrazo, en que me pierdo.
Y si un destino cruel, desesperado,
me aleja unos segundos de tu lado
me queda, como siempre, tu recuerdo.
Gracias por este precioso soneto (L)